Ejemplo de madre cristiana, Mónica oró por la conversión de su hijo y por su fe.
Santa Mónica, madre de San Agustín, considerada modelo y patrona de las madres cristinas. Muchas noticias sobre ella nos proporcionan su hijo en el libro “Las confesiones de San Agustín”; obra maestra entre las más leídas de todos los tiempos.
Aquí conocemos que san Agustín, bebió el nombre de Jesús con la leche materna y fue educado por su madre en la religión cristiana, cuyos principios quedaron en él impresos incluso en los años de desviación espiritual y moral. Mónica jamás dejo de orar por él y por su conversión, y tuvo el consuelo de verle regresar a la fe y recibir el bautismo. Dios oyó las plegarias de esta santa mamá, a quien el obispo de Tagaste había dicho: “Es imposible que se pierda un hijo de tantas lágrimas”. En verdad, san Agustín no solo se convirtió, sino que decidió abrazar la vida monástica.
Santa Mónica había llegado a ser, para san Agustín, “más que su madre, la fuente de su cristianismo”; su único deseo durante años había sido la conversión de san Agustín, a quien ahora veía orientado a una vida de consagración al servicio de Dios. Por lo tanto, podría morir contenta y falleció el 27 de agosto de 387, a los 56 años después de haber pedido a sus hijos que no se preocuparan por su sepultura, sino que se acordaran de ella, allí donde estuvieran en el altar del Señor.